Pensamos la sostenibilidad como la ética al servicio de la viabilidad
En un mundo complejo y volátil, sólo la organizaciónética que crea valor para su entorno puede crearlo para sí misma y serviable a medio plazo
En ADITIAS Consultores nos inspiramos en el paradigma de la complejidad para pensar el mundo como realmente es: un sistema interdependiente entre seres humanos, y entre éstos y la naturaleza. La ética no es sino la "estética" del sentido que nos permite vivir y resonar con esta realidad de interdependencia.
Bajo esta perspectiva, la organización deviene más sostenible conforme su propósito y actividad contribuyen en mayor medida al bienestar (valor) y armonía de su entorno social y natural. Esta visión del valor compartido está en las antípodas de enfoques tacticistas y egoístas —y la obsesión con métricas financieras y los intereses a corto plazo de accionistas y propietarios— que son insostenibles en un mundo complejo y volátil. Frente a ello, la organización sostenible habla con su entorno para conocer su impacto real, y despliega una estrategia consciente y generosa que paradójicamente refuerza su potencial de crecimiento y su viabilidad.
En un mundo VUCA, la ética es la mejor inversión para el futuro
En el mundo interdependiente de la complejidad se recoge lo que se siembra, y sólo hay dilemas éticos a corto plazo: cuando priorizamos el beneficio presente de la organización frente al del entorno, e ignoramos la reacción futura que este tendrá sobre la organización. Esta especie de "efecto bumerán" hace que en el marco temporal del medio-largo plazo la ética sea la mejor inversión, porque lo que es bueno/perjudicial para nuestro entorno, también termina siéndolo para la organización.
Pensar la sostenibilidad como clave de la estrategia
El pilar de cualquier estrategia de sostenibilidad efectiva es un cabal entendimiento de cómo la organización interactúa con su entorno para generar valor. Este ejercicio, conocido como análisis de doble materialidad, es el de mayor rango estratégico, y requiere la implicación activa de la cúpula directiva y del conjunto de la organización. Se trata de desentrañar las claves de dicha interacción: cómo la organización impacta sobre su entorno en un sentido amplio (materialidad de impacto), y cómo este reacciona sobre la organización, afectando las condiciones para su desarrollo y viabilidad (materialidad financiera).
Abrazar la complejidad exige un cambio de mentalidad
La modernidad nos ha llevado a altas cotas de progreso técnico y social. Sin embargo, la mentalidad ingenieril imperante—sustentada en el mito del control absoluto sobre el entorno— ha generado sus propios problemas y fuentesde insostenibilidad. No es operativo seguir pensando el mundo actual a través de esa lente. Abrazarla complejidad supone cambiar el paradigma de la eficiencia asignativa (basada en la optimización y el control) por el de la eficiencia adaptativa (basada en la ética y el propósito). Sólo así es posible sembrar el terreno para que la organización florezca en el marco incierto e impredecible de la hipercomplejidad.
La mayor dificultad en el camino hacia la sostenibilidad es transformar la cultura organizacional, lo que sólo es posible si existe un compromisocreíblepor parte de la alta dirección
La teoría de juegos pone de relieve que un compromiso sólo es útil —y será tenido en cuenta por el resto de jugadores a la hora de ajustar su comportamiento— si es percibido como creíble. Esto significa que, para transformar la cultura organizacional en favor de la sostenibilidad, la alta dirección ha de ser capaz de ir generando en el tiempo uncompromiso que sea percibido como creíble por el conjunto de la organización.
Por eso, concienciar en materia de sostenibilidad es mucho más que informar o formar al conjunto de la organización, y debe centrarse sobre todo en sensibilizar. Pero en una organización esto sólo es posible desde la ejemplaridad de la alta dirección: cuando su liderazgo está impregnado de un aire de integridad y transparencia (que en el mundo anglosajón de la auditoría se conoce como "tone at the top").
En consecuencia, en el terreno de la sostenibilidad, cualquier enfoque de mínimos sin “alma” —para cambiarlo todo sin que apenas cambie nada— termina saliendo caro. En primer lugar, porque no funciona. No genera ventajas reales a la organización, sino tan sólo la peligrosa sensación de que basta con improvisar soluciones formales —aparentes, pero superficiales e ineficaces— para cumplir el expediente y evitar, por ejemplo, sanciones por incumplimiento normativo u otros riesgos reputacionales. Nada más lejos de la realidad.
Y en segundo lugar, porque cualquier iniciativa que se perciba como principalmente cosméticaentraña un desgaste en términos de motivación, pues tensiona la organización sin propósito creíble. Pero además, genera resistencias internas y un coste superior al que sería necesario para su efectiva implantación.
¿Qué tiene que ver el compromiso creíble con la fábula de Ulises y las sirenas?
En este vídeo ahondamos en el compromiso creíble: ¿qué es y cómo puede lograrse? También repasamos distintos modos en los que la cúpula directiva puede ir cimentando con el tiempo una genuinacultura de la sostenibilidad.